10 de noviembre de 2010

Pasaba por aquí...

En todas las películas hay protagonistas y personajes secundarios. Por algún motivo las vidas de los últimos son menos espectaculares y a menudo ni nos interesan. Pues bien, hace mucho que dejé de sentirme protagonista.

Interpretas miles de papeles: hijo, amigo, estudiante, vecino... y, casi sin notarlo, dejas de vivir tu vida para convertirte en la versión que los demás esperan de ti. De repente, un día, abres los ojos. Te das cuenta de que te has convertido en la pieza de reemplazo: estás ahí cuando te necesitan, pero te olvidan cuando dejas de ser indispensable. Eso sí, debes mantener la compostura porque, si al cabo de un tiempo vuelven a precisar de tu ayuda, tienes que brillar como siempre.

Normalmente te requieren para compensar una pérdida. Esos son los momentos más duros: das tu apoyo, y realmente lo haces de forma desinteresada. Pero cuando vuelves a casa, solo, no puedes dejar de repetirte lo que, en el fondo, sabes que piensas: "¿Lloras porque has perdido? Yo te envidio porque lo has tenido."

Supongo que sólo (sí, con tilde) he tenido un mal día.

(Let music fill your life...)

5 de noviembre de 2010

Remember, remember...


"Remember, remember, the 5th of November..."

Vuelve a ser 5 de Noviembre. Ligado a esta fecha, de forma inevitable, aparece el nombre de Guy Fawkes, uno de los personajes que ha levantado más disparidad de opiniones en la historia de Inglaterra. Terrorista para unos, héroe para otros, es indiscutible que consiguió hacer mella en la sociedad.

Esta noche en tierras británicas es noche de celebraciones: resonarán los fuegos artificiales y, como cada año, Fawkes tendrá el dudoso honor de ser recordado cuando su "muñeco" arda entre los vítores del público. Cruel ironía del destino, que se comporta de forma tan dispar, elevando a algunos al rango de héroes y sometiendo a otros a la humillación pública durante siglos.

Hace ya mucho que se reinterpretó la imagen de este hombre, dejando de ser "el hombre del saco" para convertirse en lo que siempre había sido: un revolucionario que, a su manera (equivocada, por qué no decirlo), luchó por la libertad. Pero claro, no conviene airear esto demasiado. Sigamos con la fiesta y las fogatas, y quizás así olvidaremos que está en nuestra mano cambiar. Robo las palabras a V, el personaje de la adaptación cinematográfica de V for Vendetta, en su versión española: "Nos dicen que recordemos las ideas, no al hombre, porque con un hombre se puede acabar. Pueden detenerle, pueden matarle, pueden olvidarle, pero 400 años más tarde las ideas aún pueden seguir cambiando el mundo".

Con todo esto no pretendo iniciar una revolución. Aunque a veces no nos falten los motivos para hacerlo, nos hemos vuelto demasiado apáticos. Sin embargo, sí que creo que sería un digno homenaje que este año recordáramos a Guy Fawkes como algo más que un criminal, como el símbolo de lo que somos capaces de conseguir. Citando una vez más a V, "Justicia, igualdad y libertad son algo más que palabras, son metas alcanzables". Eso es algo que no debemos olvidar jamás.

Cambiando de tercio, pero siguiendo con las referencias a V for Vendetta, dejo para el final la última escena de la película, acompañada de la Obertura 1812 de Tchaikovsky. Si no habéis leído el cómic ni visto la película, os recomiendo que lo hagáis. Ambos.



"Remember, remember the 5th of November..."


18 de julio de 2010

Gaudeamus Igitur

Llevo demasiado tiempo retrasando el tener que escribir esta entrada. Pero, aunque me resisto a ello, todas las etapas llegan a su fin, y hay que despedirlas como se merecen. Hagámoslo, pues:

No queda nada nuevo por decir más allá de lo que tantos, en mi situación, han dicho en su momento. Con una extraña mezcla entre tristeza y alegría, el punto final ha caído donde le corresponde. En términos musicales, hemos llegado a la cadencia perfecta de este movimiento orquestal. Y es aquí donde en todos los sentidos la palabra perfecta se llena de significado.

Me concedo la libertad de arriesgarme a caer en todos los tópicos de rigor diciendo que es mucho más lo que he ganado que lo que he perdido. Estos últimos cinco años me han convertido en alguien completamente diferente a lo que era. Ni mejor ni peor; distinta. Me llevo, sin embargo, grandes (muy grandes) amistades, y el recuerdo de algunos de los mejores momentos de mi mediocre vida. Los malos momentos se vuelven borrosos tras los cristales del tiempo, y los buenos relucen con más fuerza que nunca.

Es mucho lo que he aprendido en este tiempo. Y, por supuesto, no sólo me refiero a lo académico, sino a lo personal. Quizás la única espinita que se me ha quedado clavada es la de no haber sabido aprovechar al cien por cien a todas las personas que me han rodeado, tanto en mi titulación como en otras vecinas. Sin embargo, me gusta confiar en que en un futuro cercano el destino quizás conceda otra oportunidad en este aspecto. Nunca se sabe.

Es extraño, pero justo ahora me siento exactamente igual a como me sentía cinco años atrás, cuando acababa de dejar el instituto y pensaba que podía comerme el mundo. Aunque todo es muy distinto de lo que era entonces, la sensación de miedo es la misma. El famoso “vértigo” del que se habla tan a menudo vuelve con más intensidad que nunca. Como entonces, soy consciente de que las cosas cambiarán, y de que, por muchos planes que trate de hacer, al final nada será como imagino.

Pero esto no ha hecho más que terminar, así que aún es pronto para comenzar a hacer planes. Y para concluir esta pobre entrada, que jamás podrá expresar el cúmulo de ideas que se agolpan en mi cabeza, sólo me queda dar las gracias a todas y cada una de las personas que me han acompañado durante este tiempo. Cada uno en su papel, habéis sido perfectos. Por mi parte, aunque lo de exteriorizar mis sentimientos no sea mi fuerte, os recuerdo con mucho, mucho cariño. Si alguna vez, por el motivo que fuera, os puedo ayudar en algo, sabéis dónde encontrarme. Hasta entonces, buena suerte en todo.

Como siempre... Let Music Fill Your Life

18 de junio de 2010

Stockhausen, "Gesang der Junglinge"

Nunca me ha gustado mucho la música electroacústica. No me conmueve. Será que no termino de entenderla, pero me deja más bien indiferente.

En general, confieso que soy de la opinión de que la música contemporánea se aprecia mucho mejor al interpretarla que al escucharla.

Hoy, sin embargo, voy a hacer una excepción. Anoche, mientras estudiaba, me topé por primera vez con esta extraña obre de Stockhausen, titulada Gesang der Junglinge (El canto de los adolescentes). Y no, no me dejó indiferente. De hecho, me provocó miedo, muchísimo miedo. Quizás es por el impacto que me causó por lo que la comparto aquí. Por supuesto, recomiendo estar en una habitación en silencio y disponer de unos buenos auriculares. Sólo así podréis sentir cómo los dichosos niños os acechan por detrás...


Let Music Fill Your Life

14 de abril de 2010

Irreversible

Hace solamente unos días la muerte golpeó muy de cerca a alguien que conozco. Es cierto que la relación que tengo con esta persona no es especialmente estrecha (de hecho, la última vez que le vi fue, por casualidad, en Nochevieja, noche en la que, aquí, encuentras a todo el mundo). A decir verdad, simplemente lo conozco porque durante los dos años previos a la carrera fue un compañero de clase. Era una de estas personas que te caen bien pero con las que, por ningún motivo en particular, no tratas más que lo que implica relacionarse en el aula.

De hecho, en todo este tiempo apenas me he acordado de mi antiguo compañero. Al menos, no más de lo normal. Sin embargo, la semana pasada, justo después de que ocurriera la tragedia, alguien llamó a casa y nos lo comunicó. En realidad, sería más exacto decir que la noticia iba dirigida a mi madre, compañera de trabajo del difunto. No sé si por lo inesperado que fue o por lo prematuro del fallecimiento, me afectó mucho. Muchísimo.

En estos días no he podido pensar en otra cosa. Me siento muy impotente. No sé por qué, hay muchísimas cosas que me gustaría poder decirle a mi antiguo compañero. Quisiera explicarle que realmente lo siento de verdad. Que me gustaría poder ayudar en lo que fuera. Que, si necesita alguien con quien hablar, puede contar conmigo, porque aunque no sea muy buena hablando, se me da bien escuchar. Me gustaría decirle que todo lo que digo es cierto, y no frases preconcebidas como resultado del compromiso. Quisiera decir tantas cosas... Sin embargo, estoy segura de que, la próxima vez que lo vea, ninguna de estas palabras saldrán de mi boca. Con un poco de suerte, lo máximo que acertaré a decir será un tímido "Lo siento". Dos palabras que no resumen en absoluto todo lo que me ronda por la cabeza, ni las lágrimas derramadas en silencio. Dos palabras que no transmiten que de verdad me importa y que no puedo dejar de pensar en ello. Dos palabras, en fin, completamente inútiles.

7 de abril de 2010

Aires de grandeza

Desde que tengo uso de razón siempre he querido hacer algo grande. No sé si le pasará a todo el mundo o si sólo es cosa mía, pero de forma casi inconsciente ese sentimiento me ha acompañado toda la vida. La parte más superficial de esta idea ha ido cambiando a lo largo de los años, aunque en cierto modo siempre ha estado relacionada con el arte. He imaginado todo tipo de facetas: si de pequeña quería pintar, luego cambié progresivamente a querer cantar, actuar, componer, escribir y probablemente muchas cosas más que ahora mismo no puedo recordar.

Lo más extraño de todo esto es que, a la vez, siempre he sido consciente de no tener la capacidad de hacer nada de lo que he deseado, y la verdad es que tampoco me ha importado demasiado. Y lo que es más raro aún, jamás he ansiado la fama o el reconocimiento público. De hecho, mi carácter introvertido nunca me ha hecho sentirme cómoda frente a las multitudes, y me encanta pasar desapercibida. Por otra parte, nunca me he considerado superior a nadie (es más, podría decirse que tengo un sentimiento de inferioridad bastante importante).

Entonces, diréis, ¿qué es lo que busco? Tengo la impresión de que, simplemente, deseo dejar mi huella en algún sitio, marcar una diferencia. Me gustaría saber que, de algún modo, he conseguido hacer que algo cambie en el mundo. De forma egoísta, quiero permanecer en la memoria de alguien. Cual Kara Thrace, tengo miedo de caer en el olvido cuando me marche.

(Let Music Fill Your Life)

23 de marzo de 2010

Primavera

Hoy, después de esperarlo con desesperación durante meses, el sol ha brillado. Al menos para mí, ha brillado tanto por fuera como por dentro.

Caminaba sin prisa, haciendo el mismo recorrido que hago inconscientemente cada día, pero percibiéndolo como si fuera completamente nuevo. La gente paseaba, los niños del parque jugaban y la mejor de las melodías sonaba en mi cabeza.

A veces, en ocasiones muy especiales, el mundo decide reordenarse por unos instante y cobrar sentido.

Hoy, durante unos minutos todo ha estado exactamente en su lugar.

Quizás por eso, después de tanto tiempo, tengo ganas de enamorarme.

(Let music fill your life)

21 de marzo de 2010

Con los cinco sentidos

Hace algún tiempo leí por ahí que la mayoría de los jóvenes de 16 años tienen tal desgaste auditivo que sus oídos podrían ser confundidos con los de una persona de 65 años, afectada por el desgaste natural.

A base de documentales forzosos (o, al menos, algunos de ellos), ahora me resulta imposible el hecho de obviar que la comida a nuestro alcance cada vez es más artificial. Perdemos los sabores aunque ganamos en olores. Si por lo menos fuera verdad eso de que comemos con los ojos…

En teoría los humanos cada vez somos más altos y vivimos más años. Sin embargo la longevidad no siempre es sinónimo de salud. Dolores de huesos, pérdida de memoria… y no recuerdo qué más.

Una de las cosas que más me gusta de la casa de mis padres es que a menos de tres minutos puedo pisar el campo directamente y respirar aire puro, un lujo que ni el más rico puede permitirse en la ciudad. Llegará un momento en el que en lugar de bombonas de oxígeno necesitemos respirar humo para vivir, tal y como presagiaba Mecano.

Las posibilidades de acceder a la información se multiplican a cada instante, aunque ello no impida que cada vez nos aislemos más del mundo. Eso por no hablar de la agonía que sufre el lenguaje por nuestra causa.

Dicen que tenemos más libertad que nunca para expresarnos. Pero lo que no nos dicen es que tratan de moldear nuestro pensamiento, de forma que lo que pensemos no les suponga ninguna preocupación.

El otro día fui a la óptica a graduarme y, para variar, las dioptrías siguen ganando terreno a mi visión. Las formas se vuelven cada vez más borrosas, y no sé qué haría de no ser por estos pequeños cristales que me salvan la vida cada día. La culpa seguramente la tenga el ordenador, un arma tan poderosa como nociva que, a pesar de todo, no puedo ignorar.

Y ahora, ¿qué? Podemos quejarnos. Podemos incluso deprimirnos. Los más valientes tratarían de hacer lo posible por cambiar la situación. Pero hay cosas contra las que no se puede luchar. Y en el fondo, eso es bueno. Yo, por mi parte, he tomado mi decisión:

A partir de hoy voy a escuchar toda la música que pueda. Música de verdad, de esa que te toca el alma y te sale por los poros de la piel. Puede tener letra o no tenerla. Las mejores cosas no siempre se dicen con palabras. Voy a probar lo que me apetezca y a disfrutarlo sin preocuparme por nada más. Y, a pesar de las prisas y el estrés, voy a saborear cada bocado que me quede. Voy a andar mucho. Y a correr. Quiero sentir el aire en mi cara y el cansancio por la noche al meterme en la cama. Adoro la sensación de haber aprovechado el día hasta el último instante. Voy a llenar mis pulmones con cada bocanada de aire. Voy a leer, a escribir, y a cantar tanto como pueda. Voy a hablar con esa gente que merece la pena, y no voy a desperdiciar mis palabras en discusiones vanas que no llevan a nada. Voy a pensar por mí misma, y voy a tener las ideas más claras. Voy a mirar aquello que sea digno de admirar, y a tratar de pasar de puntillas por aquello que no aporte nada. Voy a llorar de emoción con buenas películas y de alegría con la imagen de aquellos a los que más quiero. En definitiva, voy a dejar de sobrevivir para empezar a vivir. ¿Te animas a hacerlo conmigo?


(Let music fill your life)

14 de marzo de 2010

Tratando de excusarme

Con más frecuencia de la que debería me olvido de que tengo un blog y de que, al menos un par de veces al año, hay que actualizarlo. ¿Excusas? Un millón de ellas, y ninguna válida. La verdad es que es una pena que, teniendo en cuenta el pequeño número de entradas que hay en este blog, más de una sirva para justificar mi ausencia. Me vanaglorio de poder decir que normalmente cumplo mis promesas si está en mi mano poder hacerlo, pero esta me está costando más de lo que creía.

Sin embargo, sí que puedo decir que no he abandonado la idea de escribir, sino que más bien me he "mudado". Desde hace unos meses tengo el privilegio de poder participar en el que, desde mi humilde opinión, es uno de los mejores blogs en español dedicados a las series de televisión (si no el mejor): TodoSeries.com.

Cuando el verano tocaba a su fin, los autores de la página, Dani Rodríguez y David Martínez, hicieron un llamamiento a los lectores que quisieran participar como colaboradores. Cosas del destino, fui una de las elegidas, y la experiencia está resultando ser maravillosa. Ambos son unos muchachos encantadores y muy competentes que no dudan un momento en ayudar en lo que pueden, y los lectores también se han mostrado, en la mayoría de los casos, muy comprensivos con los "novatos". Superando las primeras dificultades, lo cierto es que cada vez me siento más cómoda con mi pequeña aportación.

La primera serie que me tocó comentar es la fantástica comedia The Big Bang Theory, protagonizada por unos nerds realmente adorables. Algo más tarde me ofrecieron hacerme cargo de Fringe, bautizada por muchos como "la sucesora de Expediente X". Son dos series muy diferentes que me están haciendo pasar muy buenos ratos y que, por supuesto, recomiendo a todo el mundo.

¡Vaya! Comencé esta entrada justificándome por no escribir aquí, y al final he terminado haciéndome publicidad. Qué cosas... La parte positiva, al menos, es que cuento con una nueva entrada en mi haber, que no es poco... (y a ver si consigo una media de, al menos, una a la semana).

(Let Music Fill Your Life)

7 de enero de 2010

Lost: All you need to know (Seasons 1-5)

Cada año, cerca de un mes antes del estreno de la temporada de Lost el equipo de ABC lanza un vídeo-resumen de toda la serie con la duración de 8:15 minutos (aquí nada es casual). Desgraciadamente, este será el último vídeo de este tipo que podremos ver antes de que la serie termine definitivamente. Así que si queréis hacer un repaso de toda la serie o, simplemente, engancharos para ver la última temporada (cosa que yo no recomendaría jamás), aquí os dejo el vídeo.

Aviso a navegantes: están todos los datos imprescindibles, pero van a un ritmo vertiginoso, así que estad muy atentos.




(Let music fill your life)




5 de enero de 2010

Episodios de apofenia (I)

Dice la omnisciente wikipedia que la apofenia es "la experiencia consistente en ver patrones, conexiones o ambos en sucesos aleatorios o datos sin sentido. [...] Se ha sugerido que la apofenia es un vínculo entre la psicosis y la creatividad."

Podría decirse que, en otras palabras, apofenia es eso que hasta ahora muchos habían denominado "frikismo". Pues bien, como buena seguidora de muchas (demasiadas) y grandes (la mayoría) series, yo también experimento ese tipo de casualidades que mezclan realidad y ficción, a veces de forma inexplicable. Son mis "episodios de apofemia", que algunos no entenderán y otros tacharán de locuras, pero que hacen mi vida mucho más curiosa (viva el orgullo friki).

Y para empezar, presentaré uno muy reciente y dedicado a Lost, porque esta serie lo vale:

El sábado pasado fui a comer con algunos familiares. Entre entrantes, platos principales, y el largo etcétera que comportan estos almuerzos, la cuenta ascendió a 108 euros. El que tenga oídos, que entienda. El que no, ¿qué hace sin ver aún Lost?




(Let music fill your life)


1 de enero de 2010

Año nuevo, sí. Pero, ¿qué pasa con la vida?


… y después de una Nochevieja en la que, he de reconocer, no tenía puestas unas expectativas muy altas pero que al final cumplió con nota, llegamos al 2010.

Llegados a este punto, lo normal es hacer balance. En esto no me voy a detener demasiado. 2009 ha sido un buen año, aunque tampoco ha ocurrido nada especialmente llamativo. Podríamos decir que en mi vida ha sido un año de “transición”. He perdido amigos, pero he reafirmado muchos otros. Si tuviera que dar un resultado final, se inclinaría más hacia el lado positivo que hacia el negativo.

¿Qué espero de 2010? Pues supongo que muchos cambios. La última gran revolución de mi vida ocurrió ya hace cosa de cinco años, y el que entra promete ser traer la siguiente. Pero todo se verá.

Otra tradición propia de los primeros días de Enero es la de los “propósitos de año nuevo”. El famoso “Año Nuevo, vida nueva” está tan manido que prácticamente ha perdido todo su valor. Sin embargo, tengo que reconocer que a mí me gusta. El simple hecho de que año tras año nos propongamos metas indica que, a pesar de que luego no las cumplamos, nunca nos faltan ganas de mejorar. En estas fechas en que los gimnasios duplican el número de matrículas y los estanqueros reducen la venta de tabaco yo también saco mi hoja de papel y hago una lista con vistas a todo el año. Propósitos, la verdad, escribo pocos. Sin embargo, sí que hago una especie de previsiones del año que acaba de empezar. En ocasiones son preguntas sobre mí misma o sobre la gente que me rodea. Otras veces son simples elucubraciones sobre lo que está por pasar. Es, más que nada, una carta a mi “yo” en versión futura para contrastar las diferencias entre mis expectativas y la realidad. Y el resultado a veces es, cuanto menos, curioso.

Por mi parte, poco más queda ya por decir. Por supuesto, os deseo lo mejor para este año, y lo digo con total sinceridad. Pero no os olvidéis de ser buenos y cumplir vuestros propósitos. Uno de los míos es escribir más en este blog. A ver cuánto dura.


(Let music fill your life)