14 de abril de 2010

Irreversible

Hace solamente unos días la muerte golpeó muy de cerca a alguien que conozco. Es cierto que la relación que tengo con esta persona no es especialmente estrecha (de hecho, la última vez que le vi fue, por casualidad, en Nochevieja, noche en la que, aquí, encuentras a todo el mundo). A decir verdad, simplemente lo conozco porque durante los dos años previos a la carrera fue un compañero de clase. Era una de estas personas que te caen bien pero con las que, por ningún motivo en particular, no tratas más que lo que implica relacionarse en el aula.

De hecho, en todo este tiempo apenas me he acordado de mi antiguo compañero. Al menos, no más de lo normal. Sin embargo, la semana pasada, justo después de que ocurriera la tragedia, alguien llamó a casa y nos lo comunicó. En realidad, sería más exacto decir que la noticia iba dirigida a mi madre, compañera de trabajo del difunto. No sé si por lo inesperado que fue o por lo prematuro del fallecimiento, me afectó mucho. Muchísimo.

En estos días no he podido pensar en otra cosa. Me siento muy impotente. No sé por qué, hay muchísimas cosas que me gustaría poder decirle a mi antiguo compañero. Quisiera explicarle que realmente lo siento de verdad. Que me gustaría poder ayudar en lo que fuera. Que, si necesita alguien con quien hablar, puede contar conmigo, porque aunque no sea muy buena hablando, se me da bien escuchar. Me gustaría decirle que todo lo que digo es cierto, y no frases preconcebidas como resultado del compromiso. Quisiera decir tantas cosas... Sin embargo, estoy segura de que, la próxima vez que lo vea, ninguna de estas palabras saldrán de mi boca. Con un poco de suerte, lo máximo que acertaré a decir será un tímido "Lo siento". Dos palabras que no resumen en absoluto todo lo que me ronda por la cabeza, ni las lágrimas derramadas en silencio. Dos palabras que no transmiten que de verdad me importa y que no puedo dejar de pensar en ello. Dos palabras, en fin, completamente inútiles.

2 comentarios:

El Viejo dijo...

Un agnóstico declarado poco puede saber de lo que haya (si hay) más allá de donde navega Caronte.

Pero, si algo les es posible saber a los seres queridos que nos han dejado, estoy seguro de que sabe cuánto lamentas su partida y cómo te hubiera gustado que las cosas fuesen distintas.

Mis sinceras condolencias, amiga Elizabeth. Mucho ánimo.

Unknown dijo...

Muchísimas gracias, Marcos :-)